La burocracia nos tiene en la indigencia



Por Alejandro Guerrero


Fracasada la reunión que debía definirlo, el salario mínimo, actualmente en 234.315, seguirá, por decreto gubernamental, por debajo de la línea de indigencia. La burocracia, violín en bolsa, se limitará a algún comunicado de protesta, o, en el colmo de la combatividad, a algún paro dominguero como los vividos en meses pasados.

Es la tercera reunión en lo que va del año para establecer salario mínimo, y la tercera vez que ocurre lo mismo: la burocracia pide un salario de indigencia, las cámaras patronales dicen que no y la reunión fracasa. El salario, así, es establecido por el gobierno. No muchos países en el mundo tienen un salario por debajo de la línea de indigencia.

El nivel salarial depende -es ley- del grado de organización del movimiento obrero. Un país que tuvo dos paros generales masivos y una movilización de 1 millón de personas en seis meses no puede soportar ese grado de miseria salarial salvo por la loza burocrática que 

tiene encima. Algunos dicen que las capas más elevadas de la clase obrera reciben salarios más elevados y por eso no son proclives a la lucha. No es cierto: en el último paro, por ejemplo, no se movió un solo subte.

Es preciso que las tendencias a la lucha emerjan transformadas en organización, en asambleas, hacia la huelga general.




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