El Cataclismo Financiero de Milei: Cómo EE.UU. Devoró a Argentina y la Condenó a la Ruina Eterna
Por Raúl Valle
En un giro que confirma la persistente dominación neocolonial de Estados Unidos sobre América Latina, el Tesoro estadounidense, liderado por Scott Bessent, orquestó una jugada financiera que coloco en muletas el mercado cambiario argentino, y terminó generando ganancias millonarias para Washington a costa de una deuda adicional para el Banco Central de Argentina (BCRA).
Este episodio no es más que una muestra flagrante de cómo el imperialismo financiero explota la fragilidad estructural de economías dependientes como la nuestra, perpetuando el ciclo de endeudamiento y subordinación que beneficia a las élites globales mientras el pueblo argentino paga el precio.
En las semanas previas a las elecciones bonaerenses de octubre de 2025, una corrida clásica hacia el dólar expuso la debilidad del régimen de bandas cambiarias impuesto por el gobierno argentino. El BCRA, desprovisto de herramientas efectivas tras errores acumulados como la eliminación de las LEFIs y una comunicación errática, vendió más de u$s1.100 millones en tres días, agotando su capacidad para defender el techo del corredor cambiario. Entonces, emergió el Tesoro de EE.UU. como "salvador" inesperado, vendiendo dólares en el mercado local para contener la presión. Esto no fue un acto de salvataje como piensan los "tinchos" liberales o un perdido peronista sino una intervención imperialista calculada.
Bessent y su equipo no actuaron por altruismo, sino para proteger intereses geopolíticos y financieros. Argentina, con su historia de dependencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y acreedores extranjeros, se convierte en un laboratorio para experimentos neoliberales que priorizan la estabilidad de los mercados globales sobre el bienestar de la clase trabajadora. La "ayuda" de EE.UU. no hizo más que reforzar la pérdida de soberanía económica, relegando al BCRA a un rol pasivo y dependiente de la asistencia externa.
Cada venta de dólares por parte del Tesoro estadounidense generó pesos depositados en letras del BCRA a una tasa del 4% mensual.
Mientras el mercado seguía presionando, Washington acumulaba rendimientos significativos sobre esos fondos públicos argentinos. Pero el objetivo nunca fue invertir en nuestra economía; era un "puente" temporal para garantizar estabilidad hasta las elecciones. Una vez cumplido ese rol, con el triunfo electoral del oficialismo y el repunte de los mercados, el dólar cayó apenas un 4%, dejando al Tesoro estadounidense con u$s2.000 millones en pesos inmovilizados.
Frente a la imposibilidad de recomprar esos dólares en un mercado estrecho sin desatar otra crisis, se activó el swap, un mecanismo acordado que permitió al BCRA entregar directamente los dólares necesarios para que Bessent cerrara su posición con ganancia y sin riesgo. El BCRA, opaco como siempre, negó confirmar la operación, pero sus balances revelan un aumento en el pasivo asociado al swap y un giro neto de divisas. Lo que debía ser una "apuesta de riesgo" para EE.UU. se transformó en una deuda adicional para Argentina, registrada como un pasivo en el balance del BCRA.
¡Bessent ganó para Trump millones de dólares en tres dias!
Para ser claros sobre la ganancia de Bessent, el Tesoro estadounidense vendió u$s2.000 millones en dólares, recibió a cambio pesos argentinos que depositó en letras del BCRA pagando un interés mensual del 4%, lo que le generó ganancias en millones de dólares adicionales durante el período de la operación. Es un cálculo para tener en cuenta dado que la mayoría de la población argentina todavía no se da cuenta del tremendo robo de estos malhechores capitalista de Miley y Trump.
Luego, mediante el swap, recuperó esos u$s2.000 millones en dólares sin asumir ninguna pérdida cambiaria, cerrando la jugada con una ganancia neta que incluye tanto los intereses cobrados como la eliminación total del riesgo, mientras el costo de esta "estabilidad" se traslada íntegramente al BCRA como deuda extra. Para Argentina, esto significa una deuda extra que se suma a la ya abultada carga externa, estimada en miles de millones de dólares en pasivos del BCRA.
Pero la pérdida va más allá de los números, es una erosión de la credibilidad macroeconómica, que obliga al país a absorber costos diseñados para beneficiar a terceros. En un contexto de inflación galopante y ajuste fiscal, esto se traduce en más recortes sociales, menos inversión en salud y educación, y un mayor empobrecimiento de la clase obrera.
Este episodio desnuda las fallas estructurales del neoliberalismo argentino, heredado de décadas de políticas pro-mercado que priorizan la estabilidad financiera sobre el mundo del trabajo.
La credibilidad perdida en el régimen cambiario no es casual; es el resultado de políticas erráticas que favorecen a especuladores y bancos internacionales, mientras el pueblo trabajador enfrenta la inestabilidad cotidiana. El swap no fue un error técnico, sino un mecanismo diseñado para evitar pérdidas en Washington, trasladando el riesgo al BCRA y, por ende, a los contribuyentes argentinos.
Esto recuerda a otros saqueos históricos, como los rescates del FMI que endeudan a países en desarrollo para beneficiar a acreedores privados. Argentina, con su deuda externa superior al 100% del PIB, se ve obligada a pagar intereses exorbitantes que podrían destinarse a programas de vivienda, empleo o soberanía alimentaria. La intervención de Bessent no solo garantizó ganancias para EE.UU., sino que preparó el terreno para futuros préstamos a figuras como Javier Milei, alineando la política argentina con intereses imperialistas. Este "arbitraje monumental" a costa del BCRA es una lección dolorosa: sin credibilidad en un marco macroeconómico estable y sin reservas propias, Argentina queda a merced de potencias extranjeras.
Necesitamos un cambio radical: nacionalización de la banca central, Desconocimiento de deudas, y que la paguen los Milei, los Macri, y todos los endeudadores peronistas y capitalistas.
Por políticas que prioricen el desarrollo interno sobre la especulación financiera. Solo rompiendo con el neoliberalismo y el imperialismo podremos evitar que episodios como este conviertan a Argentina en un eterno pagador de deudas ajenas. El pueblo trabajador no puede seguir financiando los lujos de Washington; es hora de recuperar el control de nuestra economía para el beneficio colectivo. ¡Por una Argentina soberana y justa!

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