Netanyahu viene a "blindar" sus negocios coloniales en el sur de argentina

  



Por Raúl Valle


El representante del estado genocida de Israel se apresta a corroborar acuerdos petroleros en su visita a Milei. La concatenación de intereses imperialistas y contradicciones en la burguesía local argentina se perpetúan a lo largo de la dominación semicolonial. Ahora se agrega claramente el sometimiento sionista. 


Se trata del negocio multimillonario de una firma británica-israelí, Navitas, que prepara el terreno para extraer aproximadamente 1.700 millones de barriles de crudo de la cuenca León Marino, al norte de la isla Soledad y a 220 kilómetros de la costa argentina. El proyecto petrolero es del consorcio integrado por las firmas RockHopper (35% de participación) y Navitas (65%), de capitales británicos e israelíes respectivamente.


Milei en el terreno de la diplomacia internacional ha boicoteado todo reclamo por la soberanía argentina de Malvinas. El bruto de Milei, consideró la soberanía a una decisión de los isleños, pero su mente colonizada oculta que no se trata de un pueblo, sino de una colonia artificial inglesa impuesta en territorio argentino por la violencia militar.


Espert, primer candidato de Milei, ya se expresó conforme a la entrega de la soberanía a los ingleses.


En Tierra del Fuego, la gobernación provincial no ha dicho nada de la tercerización de Navitas en el territorio argentino. El avance del proyecto petrolero británico-israelí en la Cuenca León Marino, viola las resoluciones de la ONU y la ley argentina 26.659. Se expone la complicidad estructural del Estado argentino con el capital extranjero, los liberales, los peronistas, los militares cobardes cierran y dejan pasar estos negociados imperialistas. 


La inacción del gobierno federal, encabezado por Milei, no es un hecho aislado, sino la continuación de una política exterior que prioriza alineamientos estratégicos con potencias imperialistas (como el reciente enfoque pro-estadounidense, actualmente en maniobras militares) ante la defensa soberana del territorio, mostrando una política que abandona los intereses nacionales en favor de acuerdos que benefician a empresas multinacionales.


El peronismo, en sus distintas vertientes, ha mostrado una complicidad histórica al no confrontar decididamente este enclave colonial. En el gobierno de Alberto Fernandez se habilitó el radar inglés en tierra argentina, es de una empresa de capitales ingleses, irlandeses y norteamericanos, que anunció públicamente su cooperación con el Ministerio de Defensa británico mediante un tuit. Y en abril de 2025, el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Alvin Holsey, visitó Ushuaia y planteó la necesidad de "normalizar" el funcionamiento del radar, esto sumado a la competencia con China en la zona.


Para los que quieren rescatar al peronismo de este sometimiento, en la historia argentina, hubo grupos que desde sus bases se dispusieron al combate, como los Montoneros y la FAR que combinaron discursivamente el peronismo con ideas antimperialistas, pero su práctica política, y sobre todo su dirección, terminó con el apoyo al menemismo de las relaciones carnales con EEUU y en la actualidad como unos pobres floreros de Massa.


Esta ambigüedad se replica en la gestión provincial fueguina, que critica el proyecto petrolero británico pero mantiene concesiones a empresas como Wintershall Dea, vinculadas a las mismas redes capitalistas que explotan los recursos en disputa. La fractura entre el gobierno federal y Tierra del Fuego no es solo un conflicto administrativo, sino expresión de la burguesía nacional fragmentada: por un lado, una fracción alineada con potencias imperialistas; por otro, otra burguesía patagónica que disputa regalías pero sin romper con el marco colonial. La ley 26.659, que prohíbe operar con licencias británicas, se aplica selectivamente según la correlación de fuerzas políticas, revelando que la "cuestión Malvinas" es instrumentalizada según conveniencias coyunturales, no como principio antiimperialista.


Lenin sostenía que las guerras deben analizarse en su contexto histórico y material. Precisamente decía, "El esclarecimiento del carácter de la guerra es, para un marxista, premisa indispensable que permite resolver el problema de su actitud ante ella. Mas, para esclarecerlo, es necesario, ante todo, determinar cuáles son las condiciones objetivas y la situación concreta de la guerra de que se trata. Hay que situar esta guerra en las condiciones históricas en que transcurre. Sólo entonces se puede determinar la actitud ante ella. Porque de otro modo resultará un enfoque ecléctico, y no materialista, del problema".


En este caso, el conflicto no es solo territorial sino parte de la competencia interimperialista por recursos estratégicos. El silencio del gobierno ante la pesca ilegal de flotas españolas, coreanas y taiwanesas (en clara connivencia con licencias británicas) muestra cómo el Estado argentino reproduce su rol de semicolonia, incapaz de defender incluso sus propios límites legales. El inicio de entrega de la soberanía con la instalación del radar Leo Labs, fue permitida con la complicidad Kirchnerista, y en su consecuencia, aprovechada por Milei, mejor él, ya no con fines duales, sino respaldada abiertamente por EE.UU, que profundizó la militarización del Atlántico Sur, transformando las islas en un enclave de control geopolítico que beneficia al imperialismo en decadencia.


La ausencia de una estrategia nacional no es casual: refleja la subordinación de la burguesía argentina a los intereses de las potencias que garantizan su acumulación. La "cuestión Malvinas" es, en última instancia, un campo de batalla donde se dirime la capacidad de la clase obrera y los pueblos oprimidos para romper con las cadenas del colonialismo y el imperialismo. Sin embargo, todavía existen grupúsculos políticos que reproducen la cobardía del seguidismo a las élites y castas militares y políticas pseudo nacionalistas, o proimperialistas en la actualidad, siempre dispuestas a sacrificar soberanía por favores en el reparto de la torta del saqueo, es lo que perpetúa la dominación.


Junto a la experiencia combativa de la población trabajadora, un partido de trabajadores, y la recuperación clasista de los sindicatos, nos podemos plantar contra el imperialismo. 


Si viene Netanyahu que termine preso.


Tácticamente, votemos a los luchadores de Política Obrera.







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