La pelea de Milei con Caputo. Algo más que corrupción endémica.
Por Raúl Valle
Pronto se expondrán con más claridad las tendencias y las leyes de la crisis económica del capitalismo. Lo que ocurre con la corrupción de Milei es que agrava la crisis capitalista; no se trata solo de un "Mani puliti"; se acercaría más, como dice el dicho, a "Viene il cattivo tempo" para los populistas de extrema derecha de Milei.
Tampoco, se trata de un caso exclusivamente nacional, ejemplo de casos internacionales sobran: la corrupción del alcalde de Detroit, Kwame Kilpatrick, quien gobernó hasta 2008 y posteriormente fue condenado a 28 años de prisión por "coimas" con el sector privado. El escándalo del primer ministro David Cameron que contactó a varios ministros del gobierno en nombre de Greensill Capital para presionar a la empresa a recibir préstamos del Mecanismo de Financiación Corporativa Covid. El caso alemán del año 2000 con los sobornos de Siemens es otro ejemplo.
Si lo comparamos con el kirchnerismo, desde el primer caso de corrupción de Transportadora del Gas del Sur (TGS), que tardó más de quince años en caer, el caso de Milei es más pornográfico, acompañado de crueldad, mostró rápidamente su esencia de 3% coimeros. Los que los unifica es la génesis del capitalismo, que es la corrupción inherente a la alienación de la vida social mediante la explotación proletaria, digamos.
Así que no se trata, únicamente, de un país africano, ni del populismo, sino de un sistema capitalista de corrupción en sí mismo, que expresa una crisis interna en los diferentes gobiernos para sobrevivir. Pero veamos lo que ocurre en Argentina:
¿Por qué el Ministro Caputo asocia la crisis con Milei?
La relación entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente Javier Milei ha estado en crisis últimamente, en medio del actual derrumbe económico que atraviesa Argentina. El experimentado ministro ya había endeudado y quebrado la soberanía de nuestro país, llevó la economía al desastre con Macri y ahora con Milei.
Hizo diversas acciones, declaraciones sobre Milei que deben ser interpretados. Hacemos saber a los trabajadores que el ministro ha inferido una dinámica a partir de la cual las decisiones del presidente son centrales en la narrativa de la crisis.
Una de ellas es el reconocimiento de los "errores" de Milei en medio de la crisis. En la escalada del dólar y la incertidumbre económica, Caputo ha hecho declaraciones que, sin ser una imputación directa, sugieren que las decisiones de Milei han tenido consecuencias imprevistas. Por ejemplo, en una entrevista, el ministro indicó:
—"Milei cometió un error"—, pero defendió su honestidad y afirmó que "no intentó beneficiarse ni cometer ningún delito" (Caso Libra). Este tipo de admisiones, aunque matizadas, apuntan a que el presidente habría tomado decisiones que contribuyeron a la inestabilidad, incluso si su intención no era perjudicar.
En momentos de alta volatilidad cambiaria, Caputo se vio obligado a recurrir a pruebas públicas para desmentir las especulaciones. En un episodio reciente, el ministro mostró una conversación privada con Milei para desmentir los rumores sobre la subida del dólar, buscando calmar a los mercados. Este hecho no solo refleja confianza en el presidente, sino que también vincula directamente a Milei con decisiones que impactan la economía. Si las palabras del presidente son clave para tranquilizar a los inversores, sus acciones (o inacciones) también lo son para explicar la crisis, en su lógica.
Existen rumores en el ámbito político de que Milei está evaluando posibles cambios en su gabinete, incluyendo la posibilidad de reemplazar a Caputo por Federico Sturzenegger (expresidente del Banco Central y actual asesor). Esta medida, según los analistas, buscaría terminar con el poder de Caputo y redefinir la estrategia económica. Si bien no se trata de una acusación explícita, el hecho de que el propio gobierno esté revisando los roles sugiere que las políticas actuales, impulsadas por Milei, se consideran parte del problema. La búsqueda de un nuevo líder económico implica que la dirección actual (definida por el presidente) no está dando los resultados esperados. Si bien Caputo no ha lanzado una acusación directa, analistas y medios de comunicación vinculan las políticas del presidente con la situación actual.
Por ejemplo, se señala que Milei tomó la decisión de eliminar los bonos Lefis (instrumentos de deuda pública), una medida que, según los expertos, generó desconfianza en los mercados y contribuyó a la fuga de divisas y la escalada del dólar. Esto, hizo subir la tasa de interés de los bancos a más de 50%. Macri se derrumbó cuando su tasa de interés llegó al 92% en Leliqs. Aunque esta crítica no proviene del ministro, su rol como responsable de la economía lo coloca en el centro de un debate centrado en las políticas de Milei. La sutil incógnita de la imposibilidad de pagar los próximos vencimientos de deuda al FMI habla por sí sola.
No menos relevante es el contexto del pasado de Caputo. Durante el gobierno de Mauricio Macri, el actual ministro fue titular de Economía y se le atribuye un papel en la crisis financiera que marcó ese período. Durante la campaña electoral, Milei lo insultó. Luego, al igual que Patricia Bullrich, lo integró a su casta liberal. Ahora, sus detractores (e incluso algunos aliados) utilizan ese antecedente para cuestionar su eficacia actual, sugiriendo que sus decisiones (o las de Milei) repiten errores del pasado. Si bien no constituye una acusación de Caputo contra Milei, este precedente alimenta la narrativa de que las políticas actuales (impulsadas por el presidente) son la raíz de la crisis.
La historia no se repite ni como tragedia ni como comedia, sino que acentúa la crisis.
En definitiva, la acusación de Caputo contra Milei surge de un contexto donde las decisiones del presidente son el eje de la crisis. Desde errores reconocidos públicamente hasta negaciones que exponen su influencia, pasando por tensiones en el gabinete y críticas externas, todo apunta a que las políticas impulsadas por Milei son vistas como el origen de la inestabilidad. Caputo, como ministro, se ve obligado a defender al gobierno, pero su rol lo vincula inevitablemente a un debate donde el presidente es el protagonista de la crisis endémica.
Pero, igualmente, ante los trabajadores y la ciudadanía, tenemos que decir que son dos "roscas flojas" de una gobierno terminado.
Paso a la izquierda y los trabajadores. Hay que recuperar los sindicatos para la lucha. Necesitamos una organización y un programa político.
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