La violación sexual militar en el ejército de EEUU como arma táctica de guerra

Pin-up yanqui de una mujer bomba para ser detonada

Por Raúl Valle

Un estudio reciente de la Universidad Privada de Brown, en Providence de Rhode Island cuestiona los últimos datos oficiales del Departamento de Defensa EEUU con respecto a las violaciones sexuales militares ocurridas dentro del ejército en el período de las invasiones en Oriente Medio.

El organismo informó que tras los 20 años de incursiones bélicas en Irak y Afganistán existieron 75.500 casos en 2021 y 73.600 casos en 2023, pero es importante tener en cuenta que muchas de estas denuncias no se podían hacer en su totalidad por el temor de los subordinados a las represalias. La mayoría quedaban dentro del ámbito militar y se dificultaban que pasen al fuero civil, y también, por medio artilugios legales las violaciones sexuales mitares quedaban moderadas a “agresiones sexuales”.

En el marco de las dos guerras donde hubo más de un millón de personas muertas, 790.000 heridas, y más de 8 millones de refugiados y gastos por 5 billones de dólares, se realizó el Proyecto “Costes de Guerra” por el instituto Watson para estudios Internacionales de la Universidad de Brown con la colaboración de la Universidad de Harvard que agrega más casos de violaciones sexuales militares a los informados por Washington.  

Otro detonante de esta crisis interna del Pentágono fue el caso de la soldado hispana Vanessa Guillén destinada en la base Hood en Texas que fue asesinada y descuartizada por una denuncia de abuso sexual. El homicidio ocurrió en el playón del Regimiento de Caballería pese que su madre le había pedido que no retirará la denuncia por el temor a las amenazas.

El caso estuvo a cargo del Comando de Investigación del Ejército pero nunca reconoció la violación sexual. Ante la presión de la familia, el periodismo y sucesivas marchas al Congreso se logró una investigación más seria que condujo a los responsables y cómplices del asesinato que justamente eran miembros de la fuerza militar, y luego encontraron el cuerpo descuartizado y puesto en tres fosas cercanas al cuartel.

Luego de este antecedente, se reglamentó la ley “Soy Vanessa Guillén” que cambió la forma para manejar los casos y denuncias de abusos y violencia sexual militar porque dejaba fuera a los comandantes y ponía a fiscales independientes para recibir las denuncias.

Una última encuesta informa que 30 mil miembros de las fuerzas armadas activos denunciaron contactos sexuales no deseados pese que el gobierno invirtió un millón de dólares para programas de prevención.

Los casos de violencia sexual militar en el ejército de EEUU y dentro de sus unidades de formación académica vienen en aumento en un 20%, con informes de suicidios tras los abusos como sucedió con el soldado Elder Fernández.

Deborah Snyder, una oficial retirada de la Armada estadounidense que voló helicópteros durante veinte años, dijo que más de 80% de las mujeres recibía agresión sexual militar pero muy pocas lo pueden denunciar por las represiones que pueden sufrir.

Según la Universidad de Brown en un estudio anexo con la profesora Linda Bindes de la Universidad de Harvard antes mencionado, en estas guerras hubo más de cuatro mil soldados muertos, veinte mil heridos en combate, y se agrega en la actualidad unos cuatro millones de veteranos para mantener por unos 2,5 billones de dólares hasta el 2050 sin que los EEUU invada y participe en otros conflictos.

En consecuencia es un régimen social putrefacto que se apoya en la expansión imperialista para la defensa de sus intereses y la guerra permanente que lleva adelante con la OTAN.

Se trata de un ejército estatal pero obligado a que se estructure en forma sistemática y con sus propias contradicciones, como es la violación sexual militar que para el ámbito de batalla ya fue declarado por las convenciones internacionales como crimen de guerra. 

Luego, y como toda experiencia bélica al retorno de los soldados de la guerra a la sociedad civil, como demuestra este estudio de Oriente Medio, surgen los problemas que atraviesa la tropa y el “cómo” insertarse en la sociedad, el atravesar las drogas, el alcohol, los problemas mentales, la desocupación, la falta de vivienda, pero hay que agregar para las mujeres militares, las agresiones y violaciones sexuales por sus propios camaradas de armas que dejan las heridas y daños psicológicos más difícil de curar.

En Argentina hay violaciones sexuales militares en los cuarteles:

Una soldado denunció una violación en las duchas en el edificio donde funciona el gimnasio del Escuadrón de Caballería Blindada N°2, en Gualeguaychú, Entre Ríos, donde ya se habían registrado cuatro denuncias de otras soldados, con una complicidad de las autoridades, dado que se constató en las investigaciones que además las filmaban con sus celulares dentro del cuartel.

En la Pampa, en el Comando Mecanizado 10, un miembro superior de la fuerza violó a una soldado voluntaria, registrándose también varios antecedentes en la unidad, expresó el abogado defensor de víctimas con asiento en Santa Rosa. 

En el Regimiento de tanques N°8 de Magdalena un miembro superior de la fuerza ejerció violencia sexual a dos soldadas de la unidad luego de deligencias forzadas.

En Mar del Plata, en el Regimiento de Caballería Tanques de Azul, tres soldadas recientemente ingresadas denunciaron a un superior jerárquico del ejército por abuso sexual militar.

En la Plata, en el Batallón Satelitales 601 de City Bell de registro un abuso sexual militar contra dos soldadas  voluntarias dentro de las oficinas y a puerta cerrada.

Dentro de las fuerzas represivas del estado y fuera del mismo, las violaciones sexuales militares son sistemáticas y son la conexión impune entre los campos de batalla y los campos de concentración que son un hecho irrefutable, son la continuidad del régimen capitalista guerrerista.

Una constante en la disciplina del ejército regular es la humillación y la pérdida de la moral de todos los sectores subalternos, como forma represiva física y directa, y así llevar adelante las invasiones bélicas mencionadas y las guerras internas, su función social es la masacre a los pueblos trabajadores.