Hay otra “oposición dialoguista”







La marcha del 24 habría sido una victoria en toda la línea por su masividad, al punto que el gobierno no se atrevió a dictar al día siguiente -como había prometido- un indulto a medias para los genocidas (se proponía mandar a su casa “a los ancianos que cumplen prisión preventiva”). Lo multitudinario de la marcha le ha hecho ver que ese decreto le abría un frente que no le convenía abrir. Es la evidencia de que el gobierno empieza a encontrar una oposición activa en las masas populares.

Los principales convocantes, desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia hasta un conglomerado que desgraciadamente incluyó a Nora Cortiñas, junto con un aparatito que por primera vez en 40 años asistió con un cartel de la CGT y de algunos sindicatos dirigidos por burócratas, rechazaron el ofrecimiento cobarde del FITU de retirar de su propia convocatoria cualquier párrafo altisonante para hacer un acto único. Les rechazaron la agachada, les dijeron que no. Eso tiene una sola explicación: el enfrentamiento de esas agrupaciones con el gobierno tiene un límite ubicado más acá del que tiene la izquierda. Por más que la izquierda promete portarse bien y no trasponer ciertas líneas, hasta por una cuestión de historia su presencia es una molestia y un obstáculo.

Así, si no fuera por su carácter masivo, el del 24 habría sido un acto escolar de conmemoración. Pero todos sabemos que en cierto punto la cantidad se transforma en calidad: la marea humana que asistió el 24 fue registrada cuidadosamente por el gobierno y con seguridad también por los convocantes.

No hubo en la Plaza una sola consigna que apuntara a un enfrentamiento a fondo con el gobierno, a volver más próximo el derrocamiento de esta gentuza. En ese caso se debería eliminar el condicional, el “habría sido”, y estaríamos hablando de un triunfo popular y de cómo seguir la pelea. Pero no, la “oposición dialoguista” está también aquí, es otro obstáculo a vencer.



Alejandro Guerrero

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