Es una crisis histórica



Escribe Alejandro Guerrero 

Sarmiento llegó a llamar "esa reunión de mulatos" a la Liga de Gobernadores, pero desde los tiempos de la Organización Nacional nunca se llegó a una situación de ruptura política de esta magnitud entre el Estado central y las provincias. 

Esto no acarrea en sí mismo nada bueno para los trabajadores, salvo por el hecho de que el gobierno de las patronales empieza a hacerse trizas. Lo grueso ya lo hicieron: 50 por ciento de inflación en diciembre y no menos del 30 en enero, mientras el robo a los jubilados se completa con un 36 por ciento de aumento... en marzo. Hubo además tarifazos monumentales en electricidad y prometen lo mismo con el gas.

 El ajuste de los alquileres va a aumentar considerablemente la cantidad de gente en situación de calle. 

La CGT se mira el ombligo: la burocracia ya no puede defenderse ni a sí misma. Ya no sirven las marchas al Congreso o a la Plaza de Mayo.

 La lucha debe trasladarse a las fábricas (hay despidos en abundancia), a los barrios, a los lugares de estudio, llenarse de asambleas para preparar la huelga general y la salida política a esta crisis: una asamblea constituyente que tome el poder y eche a esta canalla del gobierno. Va a ocurrir: la Argentina tiene una tradición histórica de asambleas populares, de pueblo en las plazas.



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